lunes, 6 de enero de 2020

Mi experiencia en la Feria Internacional del Libro 2019

¡Hola, amigues! ¿Cómo los recibió el año 2020? Aunque el nuevo año ya arrancó, yo sigo reflexionando acerca del año que nos dejó, de todos los aprendizajes que me otorgó y todas las experiencias que atesoraré en mi corazón. Entre ellos, la Feria Internacional del Libro 2019.
Empezaré fuerte: la FIL me dio la enorme oportunidad de conocer a dos autores que admiraba desde mis años adoloscentes, cuyas historias se convirtieron en su momento en mis favoritas y finalmente tuve la oportunidad de conocer a sus autores: Stephen Chbosky y Markus Zusak.

Stephen Chbosky venía promocionando su más nuevo libro, Amigo imaginario, donde daba una vuelta radical a su carrera incursionando en el género del thriller. Pero a mí me emocionaba verlo porque es el autor de Las ventajas de ser invisible, un coming of age alucinante donde vemos un verdadero crecimiento en el protagonista Charlie, ese paso de dejar la niñez para adentrarse en un mundo adulto. Y la historia viene acompañada de temas delicados pero necesarios como lo son consumo de alcohol y marihuana, violencia sexual, identidad sexual y abuso.
La fila para ver a Chbosky fue una locura, como lo es usual con autores así de populares -me formé desde cinco horas antes en la fila para alcanzar firma. Así que si van a la FIL y su autor es muy popular, tomen sus precauciones para formarse.


Y hablando de firmas eternas, ver a Markus Zusak fue una completa locura. La fila también era de varias horas, pero afortunadamente encontramos a una amiga en el camino que hizo más llevadera la espera. Y como dato chistoso, estaba con su novio neozelandés, quién nos comentó que le pareció surrealista formarse tantas horas para ver a un australiano. Supongo que en esos países no provoca la misma conmoción que acá.
Para los que no sepan, Markus es autor de historias de ficción histórica. La ladrona de libros, libro favorito de mi juventud, trata sobre una familia de alemanes que viven el ascenso de Hitler y la Segunda Guerra Mundial, y se encuentran en la situación de ayudar a un joven judío que intenta evitar que lo manden a los campos de concentración. Si no lo han leído, preparen los pañuelos.


Asimismo, este año descubrí un espacio genial en la FIL, que podría permitirnos conocer a nuestros autores favoritos por si no logramos verlos en el programa oficial: las charlas con café que organiza Sanborns. En su stand, suelen organizar charlas con algunos de los autores que vienen a la FIL, y en mi caso logré ver a Rebecca Ross fuera del programa oficial ¡y hasta me regalaron un libro el staff de Sanborns! Son charlas amenas y un poco más personales con los autores, por si tienen la oportunidad de asistir a alguna se las recomiendo mucho. Regalen café y en las firmas de libros suelen haber menos gente.

Y por último, quisiera resaltar que este año tuve la oportunidad de crear nuevas amistades. Porque eso es la FIL, un espacio para crear lazos con lectores, donde comprar el mismo libro o asistir al mismo evento significa un punto de partida en común que puede crear una amistad bonita y perdurable.
Ejemplo de ello es la presentación de Mariana García Esperón. Antes de que iniciara la charla, asistí al stand del Naranjo a comprar mi ejemplar y justo estaba una chica hojeando ese libro. Le comenté que la presentación empezaba en un ratito y nos fuimos juntas a escucharla.
La presentación del nuevo libro de Mariana fue asombrosa, una nueva serie de cuentos donde representaba mitos asiáticos para niños, pero lo más entrañable fue la nueva amiga que encontré, Lorena.


¿A quién encontraré, conoceré, en esta FIL 2020 por venir?



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