jueves, 29 de marzo de 2018

El cuentacuentos

Espero que estén disfrutando de días de descanso. Yo por mi parte estoy muy cansada de cuidar niños. Mi hermana tiene unos hijos asombrosos y alegres, pero yo no soy una persona de niños: así que me divierto con ellos y los adoro pero después de una hora necesito estar a solas para desengentarme  y relajarme. Y esto se puso intenso: sin querer, Dulce me hizo caer al piso y creo que me lastimé el coxis, así que sigo bastante adolorida. Pero pues las vacaciones son para disfrutar a la familia ¿no? 

Bueno, ya hablé mucho de mí. Ahora al punto: la reseña de la semana.

Titulo: El cuentacuentos
Autora: Antonia Michaelis
Editorial: Fondo de Cultura Económica
Fecha de publicación: 2014
Número de páginas: 365
Traducción: 
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Esta es la historia de una chica de clase media-alta que saca buenas calificaciones y tiene un nutrido grupo de amigos pero se aburre con su vida. Y es en ese momento en que sale a escena Tannek, un chico misterioso, excluido y el proveedor de droga de la escuela. Anna se siente intrigada por él, por lo que busca la manera de acercarse a él.

Con esta sinopsis la historia suena bastante a cliché de novela juvenil, pero la autora decide darle muchos giros. Hasta ahora, hemos visto/leído/escuchado historias de que el amor todo lo puede, que no hay nada que no puedas superar si cuentas con el amor incondicional de alguien dispuesto a apoyarte en cada caso. Pero a veces las cosas son más complicadas que eso y muy pocas veces lo reflejan en las novelas. Quizás porque es muy desesperanzador leer sobre ello y en definitiva no nos gusta oírlo o recordarlo: pero también es necesario.

Algo que alabo demasiado del libro es que la autora usa el modelo de chico malo, por el cual la protagonista dulce e inocente cae rendida. Y para variar la historia tiene una evolución muuuy fea: no sólo Michaelis le da profundidad y trasfondo al protagonista masculino, sino también habla de los verdaderos riesgos de salir con uno. Porque una relación con alguien con tantos problemas, traumas y heridas es difícil y riesgosa. Aplaudo que finalmente no te presenten el camino de rosas, cambio y redención.

Es una historia realista, cruda, que trata sobre primeros amores, traumas, el amor a la familia y otros temas más truculentos que no quisiera spoilear. Hablando sobre la narrativa, no puedo realmente definir si me resultó buena o mala: es peculiar. Michaelis tiene su propia voz narrativa, la forma en que te platica las cosas realmente no la había leído, así que me resultó cautivadora. Y algo a destacar es su distanciamiento narrativo, la narración es en tercera persona pero de forma muy objetiva, como si observara pasar los acontecimientos y se limitara a narrarlos tal cual, sin juicios de valor. Creo que esto resultó adecuado para la historia: pasan tantas cosas que en vez de clasificarlas moralmente (como en muchas novelas de LIJ) la autora te deja a ti la parte de juzgar. Porque este libro toca temas muuy delicados.
“Vivo -pensó Anna- en una burbuja de jabón. Todo el mundo sabe cosas que yo no sé. Pero quizás tampoco quiera saberlas”.
En cuanto a los protagonistas, tantas cosas por decir, aunque muchas serían spoilers así que intentaré no hablar demasiado. Anna, como ya mencioné, es la chica listilla que saca buenas notas en la escuela, que como joven promedio lleva una vida apacible e ideal pero hay algo de lo que carece: emoción. Así que se obsesiona con aquel joven misterioso. Siento que se fuerza mucho a clavarse con él y a ayudarlo, como si lo necesitara, más allá de que lo quiera, pero eventualmente logra convencerte. Es una chica joven, que no sabe mucho de la vida, así que no puedo juzgar tan duramente sus reacciones.

Sobre Abel, la palabra atormentado le queda corta. Es un chico que ha pasado por más de lo que merece, es duro y algo que me encantó de él fue el profundo y enorme amor que profesa por su hermana. Hace cualquier cosa para mantenerla a salvo, por intentar que esté bien, y créanme que en sus situaciones es bastante difícil. Tantos sentimientos encontrados, tantas opiniones que prefiero no decir gran cosa de él, me crea demasiado conflicto.

Hay una enorme variedad. Me encantó el personaje de Gitta, la mejor amiga de Anna. Aunque siento que Michaelis la trata de forma etérea, me parece que plasma bien lo que es una amistad fuerte: aunque los amigos no estén a tu lado, sabes lo que te dirían o aconsejarían. En cuanto a Bertil, es el típico "chico bueno y dulce" que si trata dulce a una chica espera que lo ame locamente, cuando no debe ser así. Me parece genial leerlo en una novela juvenil, pero de forma que no haga sentir mala persona a la protagonista: si no le gusta ¿qué se le va a hacer? Además, retrata los tóxicos que pueden llegar a ser esos chicos.

Los padres me parecieron muy raros, como si no lo fueran: supongo que porque es otra cultura. Lo que me lleva al punto del choque cultural: la autora es alemana, así que la historia está ambientada ahí y me parecieron muy extrañas varias situaciones. Digo, imposible que mi madre me hubiera dejado ir a un bar en mis años de prepa, tan tranquilamente. Mi madre es súper preocupona con sus hijas, así que me pareció bizarro la forma en que la mamá de Anna reaccionaba ante su hija: todo lo opuesto a mi mamá, aunque ambas compartieran el mismo pendiente por sus hijas.También el clima me sacó mucho de onda: la forma en la que la historia se condicionaba, los escenarios que se presentaron en la historia me parecieron surrealistas: tan distantes del entorno en que he crecido.
 "Y yo sigo sin saber cómo es la muerte. Llevamos tanto tiempo en camino y conocimos a tanta gente y nadie, ni uno de ellos, me explicó nunca qué significa la muerte".
Otro punto a destacar es que la autora te genera polémica. Te plantea situaciones muy difíciles y reprochables, pero repleta de matices. Es muy difícil sostener una posición cerrada y creo que fue intención de Antonia ponerte en una situación difícil (cuando la conocí, me dijo que si no fui otra persona que aventó el libro xD). En ciertos puntos, te hace entender/simpatizar con el victimario, lo cual te hace odiar a la autora por ponerte en esa situación. Sí, la chica te obliga a pensar y a no mantenerte neutral o indiferente.

Agradezco a Antonia por contar una historia dura, pero que pasa día con día aunque no nos demos cuenta (o no queramos). Una lectura juvenil que vale muchísimo la pena. Y como extra, mi breve encuentro con la autora me reveló que es una persona alegre, súper sencilla y amistosa: la amo todavía más.
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